De la mano de tres escritores noveles nos llega este experimento en forma de novela, La Isla, escrita a modo de confrontación más que de colaboración, acerca de los acontecimientos ocurridos en la imaginaria isla de Santa Ausencia a raíz de la muerte de la hija de un cacique local.
La novela sorprende ya en su formato, puesto que nos encontramos ante dos novelas en una, imprimidas una en sentido inverso a la otra de modo que ambas historias llegan a su final al llegar a la mitad física del libro. Cada una muestra el punto de vista de uno de los dos pueblos de la isla, enfrentados desde siempre por una razón que nunca se trata directamente en ninguna de las dos novelas, ante los acontecimientos derivados de la aparición del cadáver de la hija del hombre más poderoso de Puerto Norte.
Augusto Carballo es el autor de Puerto Norte, la seminovela que narra el punto de vista del pueblo del mismo nombre. Puerto Norte es la capital administrativa de Santa Ausencia y su puerto más importante. Es una ciudad que tuvo un gran desarrollo en el pasado al calor de su importancia como puerto de paso en rutas comerciales que ya han dejado de utilizarse. Sigue siendo, sin embargo, orgullosa hasta el extremo, corrupta por costumbre y conservadora en sus formas, regida en la práctica por una burguesía trasnochada, heredera de mejores días y temerosa de los cambios que traen los nuevos amaneceres.
Pilar Riera es, por su parte, la autora de La Huerta, la media novela que completa el libro. Pilar cuenta cómo ve la situación la población de la comarca que se sitúa al sur del macizo montañoso que hace las veces de límite físico en una isla que no lo necesitaría para mantener separados a sus habitantes. La comarca de La Huerta es un conjunto de escarpadas tierras, útiles sólo para un cultivo de mera supervivencia, poco agraciada en el pasado y habitada por gente trabajadora y desconfiada de sus vecinos del norte, mas con un alto sentido comunal y solidario. En los últimos años el poder económico de ambas partes de la isla se está equilibrando debido al creciente éxito que en la metrópoli está empezando a tener el magnífico vino producido con las uvas de sus barrancos. Sin embargo, aun siendo lo suficientemente ricos como para olvidar penurias pasadas, los sureños se caracterizan por su parquedad y por una humildad enfermiza, cercana al voto de pobreza.
La tercera pluma escribe en ambas seminovelas: Luis Burlluás escribe las notas que un funcionario envía a la metrópoli. Este funcionario, que reside en una garita situada en un paso pseudofronterizo de la única carretera que une los dos mundos de la isla, aparece también como la figura que informa a cada localidad de lo que acontece en la otra parte del cerro, jugando un papel fundamental dentro de la trama principal: la de la muerte de la hija de Don Pedro Loncar, el duquesito. Esta muerte precipitará unos acontecimientos que nos mostrarán, sin cocinar y dejando al aire toda la crudeza asumible, cómo toda una colección de miserias humanas generan una escalada de odio que trasciende la latencia de la desconfianza y el miedo.
En el momento de escribir la novela ni Carballo ni Riera tenían conocimiento de lo que iba aconteciendo al otro lado del cerro central de Santa Ausencia y, partiendo de una definición primaria de cada zona de la isla, tenían que fiarse de las notas que Burlluás iba pasándoles para ir desarrollando los acontecimientos en cada una de sus mitades. El final de la novela, por ambos lados, corre a cargo de Burlluás, llevando a cabo un brillante análisis de la isla y sus habitantes desde una equidistancia cimentada en una falsa neutralidad, con un trasfondo maquiavélico y un tirar y soltar de hilos continuo que irremediablemente acaba sorprendiendo al lector, sin importar la situación geográfica que hayas preferido para empezar a leer la novela.
Un libro muy recomendable que parte de una apuesta muy arriesgada y excelentemente dirigida. Ya esperamos, con no poca ansiedad, lo que cualquiera de los tres autores nos aporte en el futuro.
3 comentarios:
Otro nuevo género que despierta: La novela bipolar retroactiva
la eterna lucha de poder, campo ciudad, hombre mujer
Oh!el Duquesito!que galán!igualito que El Duque pero pueblerino... ays.
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