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lunes, 17 de enero de 2011

La pluma recta contra la espada curva


"Nací bastardo, mas mi cuna siempre fue orgullosa y asió mi frente hacia las estrellas. Mi indudable soberbia no fue más que el resultado de que mi alma y mi ser se alzaran a los hombros de las verdades más incómodas para lograr ver más allá de lo que los fríos collados de la indolencia nos ocultan. Mi vida tuvo lugar, lo cual no es poca cosa, y ahora se la cuento a todo aquel que quiera escucharla".

Con estas líneas comienza la muy anunciada y esperada primera parte de la autobiografía de Julio Alejandro Buenaplata, el controvertido escritor, filósofo y empresario de comunicación toledano. La pluma recta contra la espada curva es, en palabras de su autor, su "última y más importante pica en Flandes".

Dando la sensación de encontrarse en el camino de vuelta de la vida, casi centenario y con tiempo para observar y disfrutar de las vistas, Buenaplata hace un repaso de la historia reciente de este país desde el prisma de un soñador, un idealista desarbolado, poco ortodoxo y sin ninguna gana de serlo. Escudriñar entre las hojas de este libro sirve para desvelar la parte real y la parte manufacturada de este Ignatius Reilly de carne y hueso.

Con mayor lucidez de la que uno esperaría de alguien que considera que nació varios siglos más tarde de lo que debía, el autor nos cuenta detalles de su infancia estigmatizada por su bastardía del Conde de Buenaplata. En estos primeros años su padrastro, un viejo minero retirado encargado de una librería en Madrid, le contagia su amor por la literatura española del siglo de oro, hecho que marcará enormemente su carácter.

Nos cuenta Buenaplata cosas que no sabíamos de sus años de estudiante: las dulces tardes de aprendiz de poeta despreocupado y con pantalones cortos, sus primeros y torpes pasos en el amor (lejos queda, por ahora, la ferrosa máscara de misoginia que esconde su rostro desde la publicación de su primera novela, "La hiel"), la dolorosa muerte en la guerra civil de su madre primero y de su padrastro poco después y, como punto de inflexión de capital importancia, el hecho de que su verdadero padre le acogiera teniendo Julio Alejandro 16 años.

El Conde de Buenaplata era ya bastante mayor cuando accedió a las peticiones de uno de los hermanastros de Julio Alejandro. Le dio cobijo en medio de la guerra y le brindó una oportunidad de estudiar en París que no fue desaprovechada. El autor nos cuenta que su estancia en la capital francesa coincidió en el tiempo con la ocupación nazi y, en uno de los capítulos más polémicos del libro, defiende -por decirlo de alguna manera- la posición alemana en la segunda gran guerra. Leyendo entre líneas parece adivinarse que Buenaplata colaboró con las SS como agente doble infiltrado en la resistencia parisina, pero la manera de relatar esta etapa de su vida, dando más importancia a sus conquistas amorosas que a cualquier otra referencia que pueda darnos alguna pista, convierte cualquier hecho medianamente plausible en conjetura. No vamos a descubrir nada de la cara oscura de Julio Alejandro Buenaplata a estas alturas: su papel en el gobierno franquista y su colaboración con varios partidos de extrema derecha en la transición dejan bastante claro de qué pie cojeaba políticamente el empresario.

Tras la guerra el relato se centra en la creación, prácticamente de la nada, de su emporio editorial en Argentina, Méjico y España. Está escrito como si de una historia medieval de caballería se tratara, con héroes, princesas y reinos a conquistar que obligan al lector a entrar en el personalísimo imaginario de un empresario atípico, que acostumbraba a publicar los resúmenes anuales de resultados de su holding en forma de sonetos y que llegó, en una ocasión, a redactar la oferta de compra de un canal de televisión italiano con el estilo y la forma de una novela picaresca.

Este primer capítulo de su autobiografía se detiene en noviembre de 1975 pero no sin antes prometernos que la publicación de la segunda parte no se distanciará demasiado en el tiempo. Quienes hemos seguido la vida y obra de este personaje tan peculiar caeremos, con seguridad, en la tentación de pensar que poca cosa nos puede contar de los años más públicos y notorios de la vida de uno de los empresarios de medios de comunicación más importantes del mundo de habla hispana... pero, a la vista de lo que nos hemos encontrado en este primer tomo, es más seguro aún que todo este tiempo ha estado viviendo con gran cantidad de ases en la manga que se muere por descubrirnos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenaplasta... ese facha putero que no publicaría un libro si no fuera porque la editorial es suya.

Mortimer dijo...

He escuchado que el Sr. Buenaplata, está contemplando la posibilidad de presentarse a las próximas elecciones para la presidencia del Real Madrid, ¿es eso cierto?

Anónimo dijo...

A falta de Juanitos Navarros (QEPD), buenos serían Buenaplatas.

Darío Dossoles dijo...

Seria una noticia historica su candidatura al club blanco XD

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