Una entrañable anciana de Shadows Mountain, un pequeño pueblito, ama a los niños y a los loros incondicionalmente. Es querida por todos hasta el día en que uno de los niños del pueblo muere accidentalmente bajo su tutela. Desde entonces es repudiada y este odio le lleva a recluirse en su apartada casa de la colina.
En la oscuridad de su sótano y la lumbre y el vapor de su olla, recuerda a una bruja de cuento infantil, hasta que su rostro queda iluminado. No hay ninguna expresión, parece tener una máscara blanca y nada en la cuenca de los ojos, ni el menor atisbo de vida. Un gusano se desliza desde las pestañas y cae en el caldo que remueve. La música en este momento da a entender que la probre mujer se ha vuelto malvada del todo y el estruendo de los platillos alerta de que algo horrible está a punto de suceder: una manita gira junto con los guisantes y las coles en su nauseabunda cena. Esta señora se merienda a los niños.
En la siguiente escena los habitantes del pueblo se dirigen hacia la cima de la colina en la que vive la mujer, la sacan por la fuerza y la ahorcan en un árbol. Desde entonces, cuenta una voz en of el espíritu de la bruja atemoriza y tortura a los niños que creen en fantasmas, y a los que no. Y el fin de la pesadilla lo marca la pérdida del último diente ya sea de dentadura postiza o no, una vez alcanzada la vejez. Motivo por el que la conocen como la Bruja de la dentadura. Y como buena película de terror actual, todo esto se cuenta en los primeros cinco minutos con ambientación y ropa de época hasta llegar a la no menos atractiva actualidad en que las mujeres han pasado del moño trenzado al liso extremo y ropa universitaria, los hombres llevan la chaqueta de su hermandad, y se muestran sonrientes mientras salen de la facultad y suena rock surfero adolescente.
Matt se encuentra con Lisa, su novia de párvulos que ahora se hace cargo de su hermano pequeño tras la trágica muerte de sus padres en un safari africano, y descubre que él y el niño comparten la misma pesadilla. Los tres juntos descubren que la alucinación es el espíritu vengativo de la bruja que logra manterse viva y presente en la vida tanto del niño como del adulto a través del Ipad o cualquier teléfono móvil de última generación. En la siguiente escena los televisores que exponen en el escaparáte de una tienda se encienden todos a la vez y la cara de la bruja los ocupa. La ciudad empieza a ser presa de sus crueldades, enloquecen presa del pánico intentando alejarse sin éxito de sus televisores, móviles o microondas. La bruja se propaga a través de las nuevas tecnologías. Y las consecuencias son espeluznates. Una carnicería humana del más puro estilo gore baña de sangre a la ciudad. En medio del desastre, los protagonistas se dan cuenta de que la oscuridad, lo negro, es lo único que les mantiene a salvo del monstruo. El apagón parece ser la única salida. Corren desesperados apartándose de las farolas, del brillo incandescente de la tecnología.
El desenlace se puede intuir sólo por sus premisas. Hay amor entre los protagonistas, interrumpido constantemente por las dentelladas y vómitos purulentos de la villana, hay persecuciones en los pasillos de un hospital, hay huida por las escaleras de incendios, hay intentos desesperados por quedarse sin dientes y la repetidísima escena en los anuncios del brazo verde que sale del portátil para asfixiar a la chica.
No voy desvelar el final... puedo dar pistas. Un grupo de hackers justicieros, virus y vulnerabilidades en el sistema operativo de mac devuelve la normalidad a Shadows Mountain. La señora cae muerta igual que lo hacen los extraterrestres de La Guerra de los Mundos. Aquí, como en todas las películas de terror adolescente lo importante no es el qué, sino el cómo.
Porque el qué es evidente y el cómo un esperpento.
Johan Dearmench estudió Cine en Hungría. Seleccionado como ganador en el prestigioso Festival de cortometrajes de San Francisco en el año 1999, con su Orígen y Canibalismo, logró así abrirse un hueco en la gran pantalla. Ésta película traducida al castellano como Lo Negro (Dawn Up, 2003), es la segunda en su corta carrera. La primera The Murderer Toilet (2009) ha sido muy aclamada entre el público internauta.
1 comentario:
A mí me parece que Dearmench se ha vendido haciendo una película para la industria. Ha perdido toda su pureza por entrar en la maquinaria mercantilista de Hollywood.
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