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martes, 25 de enero de 2011

César: afortunado y fuerte



Tras concluir con la muerte de Marco Antonio su saga de libros sobre la crisis de la República romana y el nacimiento del imperio, Gordi Mcklaugh nos sorprende con una controvertida novela, que viene a dar la razón a todos aquellos que afirmaron que la autora sentía algo más que simpatía por la figura de Cayo Julio César.

La novela enmarcada temporalmente en los últimos días de la vida del dictador romano, se sumerge en una suerte de mezcla de libro de sueños y novela erótica. La protagonista de la novela es un alter ego de la propia escritora, Colectina, que es una esclava de César. Esta apasionada amante de César, en sus últimos días, nos introducirá en una suerte de kamasutra romano; a través del indómito genio sexual del llamado "marido de todas las esposas y esposa de todos los maridos".

La obra desbarra entre los episodios más brutales y dependientes de la relación amo-esclava y las bacanales de fiestas y orgías con toda clase de componentes sexuales. El libro no pasaría de ser un conjunto de relatos eróticos, apenas conectados entre sí por un inconexo hilo conductor, de no ser porque en realidad se trata de un libro espiritual.

Efectivamente; la autora señala que durante las largas horas dedicadas a la escritura y documentación para su saga sobre Roma, tuvo "sensaciones" que podemos calificar de sobrenaturales, en las que sentía la empatía y proximidad física de lo que ella llama la energía del propio César. Caía en estos estados de "trance", en los que soñaba las diferentes experiencias que ahora forman el libro "César: afortunado y fuerte".

El libro nos presenta el otro César, más allá de su imagen pública, el hombre sexualmente insaciable, de voluntad de hierro y a la vez capaz de la ternura. Con este libro, más allá del sexo, nos sumergimos en la mente abierta del militar romano, en su epicurismo sin fin, en lo jovial y lo vital. Podemos casi palpar un César capaz de cualquier cosa por tener aquello que se le encapricha, una mente prodigiosa, un cuerpo perfecto y una voluntad imparable. César utiliza a las mujeres, como a la plebe, es para ambos superior, sigue siendo el patricio inalcanzable que sonríe a todos pero que no ama a nadie; pero todos quedan satisfechos con sus migajas, especialmente Colectina, que en el último encuentro, ya con César muerto y ardiendo se entrega a las llamas de su pira, teniendo entre las brasas un último y apasionado encuentro.

Sin duda la lectura de estas 237 páginas pueden resultar estimulantes para algunos de los habituales lectores de la saga y sonrojantes para otros, por los extremos de adoración en los que llega a ponerse la escritora-esclava del líder aristocrático que lideró la rebelión popular. Pero para el común de los mortales, la parte más impresionante del libro, corresponde a los abultados pie de páginas donde la autora explica y justifica cada uno de sus sueños, llegando a frases tan esclarecedoras como: "He podido sentir la divinidad de César como una realidad indiscutible, física y espiritual" o "César ansiaba la muerte en la cúspide, solo así se justifica que permitiese que personas muy inferiores a él conspirasen en su contra y lo matasen".

Así pues, tenemos un libro a mitad de camino entre la novela erótica, la histórica y los libros paranormales. "César: afortunado y fuerte" parece más la obra de una sacerdotisa a una deidad pagana que cualquier otra cosa, pero es un canto de amor, un vendaval de desenfreno y un misterio místico, una lectura diferente y por tanto muy recomendable.

5 comentarios:

Ron Artemi dijo...

adaptación cinematrográfica ya!!!!con Ron Jeremy como Cesar y Leire Pajin como Colectina

Il Piscicane dijo...

Me parece tremendamente infravalorada, el trato que realiza del oscurismo clásico es brutal. Y en la memoria de todos esta su mítica:

"Y que la aquiescencia fluya como la vida misma, en este río de depravación y estulticia."

Simplemente maravilloso.

Walter Ego dijo...

¿No salió hace tiempo en cuarto milenio hablando de la "experiencia-trance" de escribir el libro?.... ¿o fue en el programa de Sanchez Dragó?. La señora desde luego lo vivía, creo que comentó que tenía en casa varias reproducciones a tamaño natural del busto de César.

Walter Nativo dijo...

Y de lo que no es el busto...

Darío Dossoles dijo...

Desde luego lo narra como algo muy vivido...

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