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sábado, 28 de enero de 2012

El descubrimiento final


Douglas Mcleoninfnh, igual que Sidney Stratton en El hombre del traje blanco, hace un gran descubrimiento tras arduos esfuerzos. Fabrica un preservativo inteligente que evita el contagio de enfermedades sin obstaculizar la procreación. Desde ese momento es el blanco de múltiples organizaciones eclesiásticas secretas. ¿Pero como?, dicen algunos echándose las manos a la cabeza, ¿un condón que respeta los ideales católicos?...¡aquí hay conspiración!.
Se trata de un drama en toda regla porque el tal Douglas, protagonista de la ópera prima del genial Nicolas Fergbirson, es un ferviente católico que intenta reconciliar el mundo moderno con el catolicismo clásico. Uno de los que creen que es posible que la iglesia se modernice para no perecer. Él ansía una reconciliación entre modernidad y doctrina pura, que nada tiene que ver con la superficialidad de lo tiempos modernos y finalmente se ve en una lucha de vida o muerte, en dónde hallar el escondite perfecto es la mejor de las tramas.

Una obra cargada de suspense, de tensión y de reflexiones en las que se ve muy claramente la influencia del pensamiento clásico en dónde la existencia de Dios se vuelve el tema principal. Eso sí, todo ello a través de autores que han asumido a pensadores anteriores. Es decir, el punto de partida es filosófico, clásico y greco-latino, pero las conclusiones están empapadas de religiosidad. Igual que Boecio en su Consolación de la filosofía, habla de Dios con mayúscula aplicando las teorías de Platón, Aristóteles, entre otros y usa la lógica de éstos para explicar su existencia(libro que recomiendo a cualquier lector habitual de Vacío perfecto). El personaje en sus reflexiones demuestra todo su amor por los clásicos ... pero acaba en manos del extremismo, igual que el propio Boecio en el momento en que que escribe su Consolación. Pobres grandes hombres que creyeron de verdad hasta el final, (aunque no lo comparta sí que es verdad el :“mi reino por un puñado de verdad cuando ésta esta anclada al sentimiento”, del célebre Goldstein Stanford). Así terminó apaleado en su celda en manos de quien menos esperaba. Y así, en un callejón de la grande Italia, en Verona, continua la leyenda del protagonista de Douglas como si de un Zastrozzi, taimado y vengativo se tratase. ( Aprovecho de paso, por favor lectores de Vacío Perfecto, leed la gran obra El Monje ¡¡¡¡antes de ir a ver la película en el cine!!!!).

Acción, persecución, sentimientos y la búsqueda continua. Esto es lo que les prometo cuando lean a Christian L. Signg en El descubrimiento final. Gran escritor contemporáneo que ha usado este seudónimo no con el objetivo del anonimato sino con el fin de convertirse en parte de su obra.

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